Un choque múltiple causó cuatro muertos en Circunvalación


Cuando recién estaba amaneciendo, y bajo una intensa lluvia, se produjo ayer un nuevo accidente múltiple que causó cuatro muertos y dos heridos graves en avenida Circunvalación y Rivarola. Las causas del choque no estaban muy claras, pero según la policía ninguno de los muertos ni heridos fue encontrado a bordo de los vehículos: dos autos, una moto y un camión que iban en dirección sur-norte. Lo que se presume es que los dos coches (y uno más, que no colisionó pero quedó abandonado a cien metros) se habrían detenido para asistir al motociclista ya caído junto al guardarrail. El chofer del camión quedó imputado de homicidio culposo.

En la seccional 32ª de barrio Godoy, a cargo de las actuaciones, las voces fueron muy cautas. “Todo está supeditado a lo que indiquen las pericias”, advirtió el comisario principal Eduardo Centeno. Las medidas, avaladas por el juez Correccional de la 6ª nominación, Adolfo Claverie, incluyeron fotografías e informes de planimetría y criminalística.

La mecánica del accidente ayer tenía aún muchos puntos ciegos. Mientras algunos testigos ocasionales hablaban de la participación de un segundo camión dado a la fuga que podría haber desencadenado el choque múltiple, Centeno negó rotundamente esa versión y afirmó no tener “ningún testimonio” que diera cuenta de esa posibilidad, excepto algunos dichos del camionero que está detenido.

Hasta ahora el único imputado de los homicidios culposos, dijo, es el conductor del camión con acoplado de Luisiana Express (cuya identidad se mantiene en reserva), de 40 años, que se dirigía de Buenos Aires a Tucumán.

El vehículo pesado (luego secuestrado por la policía) quedó atravesado sobre la avenida “en forma de tijera” por la fuerte frenada con que intentó vanamente evitar la colisión. Aun así, el camionero, que salió ileso, aseguró no haber participado del accidente, sino de haberse topado con él.

Otro dato más que importante aportado por Centeno es que ningún muerto ni herido debió ser retirado del interior de los vehículos. Tampoco parecen haber sido despedidos por el choque, ya que los vidrios no estaban rotos.

Por eso la hipótesis es que todas las personas se encontraban fuera de los rodados al momento del choque y que podrían haber detenido su marcha para auxiliar al motociclista, ya caído de su moto contra el guardarrail por causas desconocidas, cuando resultaron embestidos por el camión.

De esas personas cuatro murieron: Diego Santacruz, de 26 años, que iba al mando de una moto Honda de 100 centímetros cúbicos y tardó varias horas en ser identificado; Walter Andrés Pereyra, de 38, y Mario Adrián Toro, de 39 (aparentemente empleados de la empresa de recolección de residuos 9 de Julio), y Emiliano Landriel, de 46.

Todavía no está claro en qué vehículo iban, aparte del motociclista, las otras víctimas fatales, como tampoco uno de los dos heridos de gravedad, Ricardo Motta, de unos 50 años, que quedó internado en la terapia intensiva del Hospital de Emergencias Clemente Alvarez (Heca).

Este hombre (que también tardó en ser identificado) sufrió politraumatismos severos, traumatismo de cráneo grave, edema cerebral difuso, heridas en la cara y lesiones en piernas y un brazo. Hasta anoche permanecía con asistencia mecánica respiratoria y pronóstico reservado, según explicó el director del Heca, Néstor Marchetti.

Solidario. El otro herido, Emanuel Macías, de 20 años, era quien iba a bordo del Peugeot 205 y paró a socorrer al motociclista (ver aparte). También quedó internado en el área de cuidados intensivos del sanatorio Mapaci con traumatismo cerrado de tórax y de cráneo, pérdida y posterior recuperación de la conciencia. Su estado era reservado, pero con una evolución favorable.

En el choque también intervino el Renault 9 patente SKU629 y todo indica que también se detuvo para auxiliar a la moto. Pero hay más incógnitas: a unos cien metros adelante del accidente fue encontrado (sin impactos) un Volkswagen Surán, cuyo conductor nunca se presentó, por lo que se cree que puede ser uno de los muertos sobre el asfalto o el herido del Heca.

Sin palabras. El caos que se produjo por el accidente tuvo ribetes dantescos. “Una escena sin palabras”, murmuró ayer uno de los efectivos de la seccional 32ª. El agente había arribado al lugar del accidente a minutos de producido e incluso presenció la llegada de familiares de las víctimas, que permanecieron tendidas sobre el pavimento durante más de una hora.

Mientras se tomaban declaraciones, en la comisaría reinaba un clima de evidente consternación, agravado por la llamada de gente que preguntaba si entre los muertos o heridos podía contarse alguno de sus parientes.

También el subdirector de Tránsito municipal, Mauricio Malano, que se hizo presente en el lugar de la tragedia, admitió que la mecánica del accidente no estaba demasiado clara. Lo que sí está claro, dijo, es que en un amanecer de plena lluvia, con Circunvalación en obra y carteles de “máxima 60”, la gente siguió circulando a altísima velocidad y más de uno, encima, sin luces.

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