
"No deben creer en mí como actor después de haberme visto hacer ‘Perdido por perdido’, ‘Secretos compartidos’, ‘Chúmbale’ y ‘Arregui, la noticia del día’ o alguna participación en `Mujeres asesinas`”, repasó el artista citando sus presencias más resonantes en pantalla.
En charla con Télam, Pinti aseguró que "esta sensación no es un secreto ni algo que me cueste asumir. Es algo que pasa y que se lo digo en la jeta a todo el mundo”.
A la vez que resaltó que "el teatro me dio todo”, el autor e intérprete que continúa proponiendo una hilarante y personal mirada sobre la historia y la actualidad argentina sostuvo que "sinceramente pienso que ya no me van a llamar”.
"O por ahí -concedió reflexionando en voz alta- me llaman para hacer papeles de dos palabras y entonces, ahora, digo que no”.
Al margen de esta cuenta pendiente que ya no cree posible saldar, el autor de "Circo criollo” y "Pingo argentino”, por citar sólo dos de los hitos de una trayectoria iniciada en 1957, disfruta del presente que despliega en "Antes que me olvide”.
La puesta con dirección general de Ricky Pashkus, reúne los aportes técnicos de Alberto Negrín (escenografía), Renata Schussheim (vestuario), Alfredo Sábat (caricaturas y animaciones), Julián Vat (música) y Elizabetg de Chapeaurouge (coreografía).
El creador, nacido el 7 de octubre de 1939, relató que el espectáculo que ofrece los miércoles, jueves, viernes y domingos a las 21 y los sábados a las 21 y a las 23.15 en el teatro sito en Esmeralda 443, "nació en el momento en que sabía que iba a cumplir 70 años y se me ocurrió replantear la historia desde una edad en que uno es más pesimista y menos tremendista”.
Desde esa concepción, agregó que "cuando uno tiene la suerte de tener bien la cabeza, puede hablar sobre todo lo que ocurrió porque uno lo vivió. Para lo que más servimos y nos hacemos útiles es para contar qué pasó y de dónde viene la cosa”.
"No soy Moisés dando el sermón de la montaña, sino un señor de 70 años que vivió, gozó y se equivocó pero tiene el orto de poder vivir de su trabajo y que dice las cosas desde la honestidad”, se presentó de cara a esta nueva propuesta artística.
Con la misma fluidez de la que hace gala en escena, ejemplificó que "tengo los huevos al plato de encontrarme con la gente que ve un programa de Tato Bores de hace 35 años porque `parece hecho ahora` y trascartón dice que `hace 35 años estábamos mejor`”.
Quien fuera protagonista de "Los productores” y "Hairspray” y aquí comparte acción dramática con Gustavo Monje y un cuerpo de baile, reconoció a sus seguidores y dijo que "me da placer que la gente encuentre un alivio con lo que uno hace”.
"La clase media -deslizó- sabe que hay un fondo de sensatez en lo que digo aunque tenga una ideología de centro-izquierda medio socialista. Yo creo en eso que se llama estado de bienestar, pero jamás en el comunismo porque no funcionó ni el capitalismo salvaje en que a nadie le importa nada”.
Al respecto, Pinti consignó que "el problema de la pobreza es algo inexplicable que existió siempre, que a mi me duele aunque no lo tuve que padecer tal como se nota en mi figura, pero que ahora parece dolerle a señorones desde una actitud impostada y sólo para hablar del gobierno”.
Desde la misma posición, definió como "una asociación ilícita ligar la noción de seguridad con la dictadura” y, por ello, "no quiero ni que me nombren la palabra dictadura. En eso sí soy intolerante, no lo puedo creer, sería retroceder a la época de las cavernas”.
En charla con Télam, Pinti aseguró que "esta sensación no es un secreto ni algo que me cueste asumir. Es algo que pasa y que se lo digo en la jeta a todo el mundo”.
A la vez que resaltó que "el teatro me dio todo”, el autor e intérprete que continúa proponiendo una hilarante y personal mirada sobre la historia y la actualidad argentina sostuvo que "sinceramente pienso que ya no me van a llamar”.
"O por ahí -concedió reflexionando en voz alta- me llaman para hacer papeles de dos palabras y entonces, ahora, digo que no”.
Al margen de esta cuenta pendiente que ya no cree posible saldar, el autor de "Circo criollo” y "Pingo argentino”, por citar sólo dos de los hitos de una trayectoria iniciada en 1957, disfruta del presente que despliega en "Antes que me olvide”.
La puesta con dirección general de Ricky Pashkus, reúne los aportes técnicos de Alberto Negrín (escenografía), Renata Schussheim (vestuario), Alfredo Sábat (caricaturas y animaciones), Julián Vat (música) y Elizabetg de Chapeaurouge (coreografía).
El creador, nacido el 7 de octubre de 1939, relató que el espectáculo que ofrece los miércoles, jueves, viernes y domingos a las 21 y los sábados a las 21 y a las 23.15 en el teatro sito en Esmeralda 443, "nació en el momento en que sabía que iba a cumplir 70 años y se me ocurrió replantear la historia desde una edad en que uno es más pesimista y menos tremendista”.
Desde esa concepción, agregó que "cuando uno tiene la suerte de tener bien la cabeza, puede hablar sobre todo lo que ocurrió porque uno lo vivió. Para lo que más servimos y nos hacemos útiles es para contar qué pasó y de dónde viene la cosa”.
"No soy Moisés dando el sermón de la montaña, sino un señor de 70 años que vivió, gozó y se equivocó pero tiene el orto de poder vivir de su trabajo y que dice las cosas desde la honestidad”, se presentó de cara a esta nueva propuesta artística.
Con la misma fluidez de la que hace gala en escena, ejemplificó que "tengo los huevos al plato de encontrarme con la gente que ve un programa de Tato Bores de hace 35 años porque `parece hecho ahora` y trascartón dice que `hace 35 años estábamos mejor`”.
Quien fuera protagonista de "Los productores” y "Hairspray” y aquí comparte acción dramática con Gustavo Monje y un cuerpo de baile, reconoció a sus seguidores y dijo que "me da placer que la gente encuentre un alivio con lo que uno hace”.
"La clase media -deslizó- sabe que hay un fondo de sensatez en lo que digo aunque tenga una ideología de centro-izquierda medio socialista. Yo creo en eso que se llama estado de bienestar, pero jamás en el comunismo porque no funcionó ni el capitalismo salvaje en que a nadie le importa nada”.
Al respecto, Pinti consignó que "el problema de la pobreza es algo inexplicable que existió siempre, que a mi me duele aunque no lo tuve que padecer tal como se nota en mi figura, pero que ahora parece dolerle a señorones desde una actitud impostada y sólo para hablar del gobierno”.
Desde la misma posición, definió como "una asociación ilícita ligar la noción de seguridad con la dictadura” y, por ello, "no quiero ni que me nombren la palabra dictadura. En eso sí soy intolerante, no lo puedo creer, sería retroceder a la época de las cavernas”.
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