
Congoja, fervor y emoción tiñeron las calles del Sur del conurbano bonaerense en el definitivo adiós a Sandro, que este miércoles fue enterrado en el cementerio Gloriam de Longchamps a las 16.50.
El cortejo fúnebre del cantante nacido hace 64 años en Valentín Alsina y que se transformó en uno de los íconos pop de los 60 atravesando luego todas las épocas fue acompañado por un inmenso amor popular desde su partida del Congreso de la Nación a las 13.40.
El último viaje del ídolo popular rumbo a la morada definitiva fue una elocuente prueba de afecto que le tributaron sus seguidores, que parecieron más agradecidos que tristes en sus espontáneas muestras de amor hacia el cantante que pareció haber iluminado sus vidas y sus ilusiones por años.
Miles de personas se agolparon a lo largo de la avenida Hipólito Yrigoyen -ex Pavón- para ver pasar el cortejo fúnebre que trasladó los restos del músico, que a lo largo de tres horas recorrió buena parte del sur del Gran Buenos Aires pasando por Avellaneda, Gerli, Lanús, Remedios de Escalada, Banfield, Lomas de Zamora, Temperley, Adrogué y Burzaco.
Negado por la familia el acceso de cámaras y flashes sobre los restos del ídolo popular y vedado el ingreso de la prensa y el público al cementerio, el protagonismo del entierro corrió por cuenta de los muchos, los miles, anónimos seguidores del cantante que dieron muestras de un inquebrantable y profundo amor hacia Sandro.
Ni el calor, ni las demoras ni los apretujones parecieron incomodar, acallar o disminuir el fervor que los muchos, los desconocidos, los simples quisieron exteriorizar, como agradecimiento y como despedida, al ídolo fallecido a los 64 años luego de un tenso desenlace de 45 días desde que fue sometido a un triple trasplante de corazón y pulmones y el momento en que su cuerpo dijo basta.
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